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Concilia qué? (S.O.S. acaba el cole)
Por: Blogs ELPAIS.com
Por Charo Nogueira
Cuenta la ex presidenta de Chile, Michelle Bachelet, que cuando era ministra de Defensa llegaba temprano al despacho, pero después de haber dedicado tres horas a las tareas domésticas y de cuidado (incluido preparar el desayuno de sus tres hijos y llevarlos al colegio). Su secretario acudía a la misma hora que ella a la oficina, pero apenas llevaba 60 minutos en pie y "le habían servido el desayuno". Distintas maneras de empezar una jornada. Y sí, llegó a presidenta. Y sí, ha llegado a la conclusión de que la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres incluye la equiparación real de derechos y, también, el que unas y otros puedan conciliar el trabajo y la vida personal, algo "necesario para ser felices". Lo dice ahora como presidenta de ONU Mujeres, pero tras haberlo sufrido en carne propia. Porque la obligación de tener tiempo para todo, incluidos los cuidados, recae en mayor medida sobre las mujeres. Muchas añaden ahora un quebradero de cabeza más a esa vida pendiente del reloj para hacer compatible lo que difícilmente lo es: acaban los colegios, pero no llegan las vacaciones familiares.
Talleres educativos, algún cole abierto, cursos de inglés, campus de deportes, campamentos... Miles de niños pasarán los primeros días de asueto veraniego con otro ir y venir revestido de nuevos aprendizajes y que suple la falta de disponibilidad de sus padres para cuidarlos. Y los abuelos -sobre todo las abuelas-, esos grandes protagonistas del cuidado infantil, también se aprestan a hacer horas extra. Faltan opciones de recambio en dos direcciones para que madres y padres puedan ejercer mejor sus responsabilidades familiares: servicios públicos de cuidado y flexibilidad laboral. El "cambio cultural asociado a las políticas públicas y a la economía del cuidado" que preconiza Bachelet tarda en llegar. La sociedad no se adapta a la velocidad que debería para asumir las nuevas realidades. De ahí que, en el primer mundo, asistamos a una paradoja, según la responsable de ONU Mujeres: "Las mujeres pueden disfrutar de todas las libertades del mundo, pero están tan exhaustas que no pueden disfrutar de nada". ¿Les suena?
Claro que les sonará: ese no es el problema. El problema es que no llegan las soluciones. Se sigue viendo con buenos ojos ausentarse del trabajo para "recoger el coche del taller" mientras merece censura hacerlo para llevar al niño al médico, como cuenta una conocida empresaria. Eso para quienes mantienen el empleo, porque puestos a echar una carrera de desastres, a todo hay quien gane: quedarse sin trabajo no es remedio de nada. ¿Hay esperanza? Los 15-M de la Puerta del Sol o la plaza de Catalunya ofrecían guardería: la indignación también va por ahí.